Humanidad 2.0
Somos el resultado de una historia de 3.500 millones de años. Nuestro legado evolutivo nos brinda las claves biológicas para que entendamos por qué somos como somos.
En solo 3 millones de años desarrollamos la capacidad de creer en Dios, pensar una vida después de la vida, usar un lenguaje simbólico, tener noción del futuro, crear sociedades complejas, usar la escritura, etc.
En las últimas décadas diseñamos naves para explorar el universo, disponemos de herramientas para modificar nuestros genes, las ideas se distribuyen por el mundo a la velocidad de la luz, creamos máquinas que nos superan en muchas funciones mentales y amenazan con desplazarnos como los únicos seres inteligentes.
Conocer y reconocer que estamos fuertemente condicionados por el propio legado biológico es el primer paso para poder empezar una liberación a fin de buscar mejorar nuestras vidas.
En la actualidad, la ciencia brinda conocimientos para abordar la mayoría de los mecanismos que nos condicionan, pero ofrece muy poco aún para poder modificarlos o controlarlos.
La humanidad se dirige hacia un inexorable cambio como nunca antes ha ocurrido. En Humanidad 2.0 se describen las tecnologías que nos acompañarán en este cambio, como también los numerosos desafíos que tendremos que afrontar y los posibles riesgos que asumiremos.
Las posibles puertas que se abrirán hacia ese nuevo mundo serán la genética, la física cuántica, la inteligencia artificial, la nanotecnología y las neurociencias.
El siglo XIX fue el siglo de la química, el siglo XX de la física, el XXI será el siglo de la biología. Cambiaremos por dentro, dominando la vida evitaremos la muerte. Somos capaces de crear especies nuevas en los laboratorios, seres transgénicos, quimeras que tengan la información genética de más de una especie, y hemos generado vida sintética, como si jugáramos a ser Dios, hasta ahora, el único creador de vida.
Nuestro principal órgano, el cerebro, será clave. Su mayor desarrollo nos separó de los animales, y las modificaciones que intervengan en él nos llevarán a dar un salto evolutivo similar al que nos hizo humanos.
El avance arrollador de las neurociencias nos permite plantear desafíos futuros que antes nos parecía inescrutables. No obstante, la sociedad no está preparada para asimilar los cambios que surgirán en las próximas décadas, por lo que es fundamental la difusión de los nuevos conocimientos e ideas como también analizar el posible impacto que puedan tener.
Hemos visto que estamos mucho más condicionados por nuestra naturaleza animal de lo que creemos; hay múltiples momentos en que no podemos liberarnos de los instintos, somos esclavos de los automatismos, las pulsiones, las emociones, las ilusiones, las fobias, la ansiedad, etc.
Sin embargo, también es cierto que tenemos una diferencia que nos hace únicos, una chispa divina con un potencial infinito.
Pese a todas estas capacidades no somos más felices, las mismas facultades que nos hicieron dominar el planeta nos generaron ansiedad y nos hacen vulnerables a diversos trastornos psiquiátricos, y con las mismas tecnologías que logramos la hegemonía del planeta creamos dispositivos para vivir distraídos de nosotros mismos.
A fin de lograr una humanidad que avance hacia una mejor calidad de vida, es necesaria la comunión entre las corrientes filosóficas o místicas y las ciencias, ya que ninguna por sí sola puede lograr ese objetivo. Necesitamos una visión ecléctica donde la fuerza que nos brinda la ciencia, la profundidad que nos brinda la filosofía, la trascendencia que nos brinda la religión y la armonía que nos brinda el arte puedan darnos mayor bienestar.
Vivimos en un mundo postmoderno en el cual los grandes relatos se han debilitado y surgen pluralidad de ideas. El hombre necesita tener respuestas, no le es suficiente un pensamiento débil.
Por primera vez en nuestra historia logramos la capacidad para cambiarnos por dentro, liberarnos de nuestro legado biológico que nos sirvió para sobrevivir a los múltiples cambios y reinar en este planeta, pero que hoy se ha convertido en una pesada carga. Una vestimenta que ya no nos sirve y nos molesta. El entendimiento de lo que nos pasa y de lo que nos puede pasar será lo que ayudará a transitar mejor el cambio.
Necesitamos tener una sociedad preparada para ese cambio que, aún sin tener la exactitud de fechas y eventos, sabemos que será inexorable.